Origen
El caballo mallorquín, está englobado dentro del grupo de caballos de origen meridional de la península ibérica, de buen tamaño, fuertes y aptos para el trabajo, que dio lugar, entre otras poblaciones, a la raza catalana, hoy ya desaparecida, a la mallorquina y a la menorquina. El contacto de siglos con el otro grupo étnico extendido por el Norte de España, aportó seguramente alguna característica, como pueden ser el color de la capa y pelaje, propios de estas razas.
Es un animal de carácter tranquilo, recio, rústico y muy sobrio. Su silueta es esbelta y el color de su capa es negro.
La cabeza es alargada, seca y descarnada, de tamaño mediano tirando a grande, con las orejas pequeñas, derechas y casi siempre llenas de pelo, los ojos son oscuros, el morro es ancho y fuerte, el cuello es corto y no muy ancho, la cabellera es abundante y el pelo es fuerte y grueso.
Tiene un pecho ancho, la espalda es recta, pese a que tiene tendencia a ensillarse con la edad. La grupa es larga e inclinada y, en general de musculatura plana. Las extremidades son poco musculosas, con las rodillas fuertes y anchas.
La cola es de inserción baja, larga y de pelo largo y fuerte. El color del pelo es el negro, en todas sus variantes, que le da un aspecto elegante y serio. Se aceptan pequeñas manchas blancas en la cara con forma de cometa o cordón.
Datos generales
La consecución del “Registre – Matrícula de la Raza Mallorquina”, en el año 1988, acom
La funcionalidad de esta raza, ha pasado en los últimos años a la cría en pureza por la práctica de la equitación. Su armonía de formas, la elegancia del color negro de pelo y ser un animal dócil y tranquilo, el caballo de raza mallorquina tiene hoy en día una elevada cotización en el mercado, lo que hace prever su estabilidad como raza, no sólo merecedora de conservar por ser nuestra, sino por
la importancia de lo que su genética significa.
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